
Mientras el gobierno municipal intenta brindarle cierta «jerarquía» a la zona delimitada por 9 de Julio, 29 de Septiembre, Ituzaingó y Códoba, tras haberse olvidado por ocho años en beneficio de los amigos políticos de «Lanusita», los vecinos se enfrentan a una «Feria» que baja por las escaleras del puente ferroviario de la Estación, y que contínúa por 29 de Septiembre y se va extendiendo a lo largo de la mano de las vías, incluso varias cuadras, hacia el velódromo. Dicho movimiento ha comenzado hara un par de años, con manteros que venden ropa, o emprendedores, pero con el correr del año pasado han pululado aún más puestos, cuyos productos ya no son nuevos, y dudosa es la procedencia. No obstante, hay que reconocer que más allá de la venida a menos de la calidad de lo que muchos venden, cada sábado viene más gente, convirtiendose en «otra Feria de Solano».
Nadie escapa que mucha gente que se haya quedado sin trabajo ponga puestos de ropa, o de otros productos. Es mejor ponerse a vender algo que delinquir, nos dicen. Sin embargo, hay cosas y cosas para vender y este «centro comercial a cielo abierto» debería tener cierto contralor de las autoridades. Las mantas comienzan en la plaza Manuel Belgrano y comienzan a subir a lo largo de las escaleras del puente, dificultando mucho el transito de la gente, ya que las personas de cierta edad, o con niños, necesitan subir o bajar agarrándose de los pasamanos, y con todo esto, no quedan ni treinta centímetros para subir por el medio. A esto en dicho lugar todos los días hay vendedores ambulantes, los cuales están hace muchos años y los mismos solo ocupan la parte superior, pero aún así, estos «manteros de los sábados», vienen desde la plaza y también bajan, pero hacia el lado de 29 de Septiembre y Margarita Weild, dificultando la circulación que sube y baja por el puente, tratando de escapar al transito de los túneles, que cuando paran los trenes son imposibles de circular. Además que los traseúntes que visitan la feria, invaden los carriles de la bicisenda, llegando a la calle, corriendo el peligro de ser atropellados por los colectivos que vienen de la estación.
Aquí tnemos un grave contrasentido, por un lado el capricho de un intendente de ojos celestes en darle una exclusividad que primero le negó a la zona de Lanús Centro, pero por el otro una feria de pulgas que cada vez crece más y hace que nuestro distrito se transforme en una sucursal de La Matanza.