
En la mañana de ayer, ATE Lanús marchó frente a las puertas del palacio municipal solicitando una mejora sustancial para la situación de la planta municipal, la cual subsiste con apenas 25 a 30 mil pesos promedio al mes.
Tal cual vinimos adelantando en notas anteriores, esta situación se pudo haber evitado ariendo las puerta a un diálogo que jamás existió. A paritarias inexistentes reemplazadas por un decreto apoyado solo por dirigentes gremiales parciales a las autoridades y a una serie desafortunadas coincidencias nunca aclaradas ni reparadas por parte de las autoridades. Si bien no hubo paro como se venía programando, dado que las asociaciones «amigas» del intendente no se plegaron, se pudo notar que la movilización fue mayor a las protestas ficticias de las otras centrales sindicales, las cuales ganan en sus elecciones internas pero que los empleados nunca votan ni participan en sus actividades.
Mientras el intendente sueña con Independiente de Avellaneda, el sillón de gobernador y su amada Lanusita, existe otro Lanús muy diferente, que lamentablemente ignora ni figura en su agenda. Y de seguir ignorandola, puede ser un gran escollo en su futuro.