
Tras los ecos de medios nacionales y provinciales de los dos millones en gastos de representacion para que Thelma Vivoni pudiese visitar París (por tercer año consecutivo decía el portal Perfil), gastando del erario público, es decir, pagado por nuestros contribuyentes, el intendente realiza un «Decreto Salvavidas» restringiendo todo tipo de gasto político. Medida que puede decirse positiva, pero muy tardía si tenemos en cuenta la avalancha de gastos devenida en un año municipal demasiado generoso.

Este año municipal, ha sido muy convulsionado, por un lado, un municipio que no tuvo diálogo con los sindicatos, congeló las paritarias y en particular, aumetó por decretos, en forma muy miserable y además en cuotas. Pero por la otra parte, hubo muchísimos nombramientos de funcionarios muy flojos de curricula -por no tener edad adecuada, o en especial por «ser amigos o parientes de»-. Dichos cargos, se podría decir excesivos, con sueldos de entre 200 mil a 300 mil pesos mensuales, contrastando con los sueldos de los empleados que en muchas ocasiones tuvieron que hacer malabares para llevar adelante su economía doméstica. Por lo cual, en el «Mundo Grindetti», destinar dos millones de pesos en el viaje de una funcionaria, era algo común, no era para nada un escándalo, aunque a uno se le pongan los pelos de punta de solo pensarlo.
Pero antes que la sangre llegue al rio (cosa dificil si ya salió en medios de alcance nacional), sale un nuevo decreto, el cual restringe todo tipo de gastos políticos. ¿La razón? Deben reabrir las paritarias para poder hacerse cargo de los aumentos de los trabajadores, además de reintegrar los descuentos de los paros realizados. Desde ya, el querer enmendar el problema de la planta laboral del municipio es solo una excusa. Lo más lógico sería que los empleados cobraran lo que le corresponde y a su vez, el dinero del municipio se quede dentro del mismo, y de ser posible que retornara al mismo en forma de obras, salud, seguridad, etc. En pocas palabras, que haya equidad en la administración pública.
En cuanto a dichas restricciones, en general no están mal, de hecho la mayoría son bastante acertadas, salvo la de restringir «las cajas chicas». En algunos sectores del municipio, en especial los de salud o Acción social, en muchas ocasiones, y hablando siempre de administraciones anteriores, cuando un vecino era diagnosticado con un tratamiento transitorio, es decir, de solo una vez, cuando traía una receta y en las dependencias municipales dentro del Palacio no había existencia del mismo, se utilizaba esa caja chica para poder adquirir ese tipo de fármaco, mientras tanto el vecino podía esperar a que se lo trajeran. Y volver a su domicilio con la medicación prescripta.
Lo único malo de estas medidas es que sólo estarán vigentes hasta que finalice el ejercicio 2022, por lo cual no deja de ser una medida hipócrita que solamente está destinada a apagar el incendio que provocó en la opinión pública el incendio parisino, y desde ya no estamos hablando de la Catedral de Notre Dame.