
Como sucedió en otras épocas, nuevamente el deliberativos municipal comienza a verse con cierta actividad. Tras mucho tiempo de ser una «escribanía», y de seguir siéndolo, hace unas semanas la monotonía de la Avenida 9 de Julio se vió llena de vecinos de diferentes puntos del distrito para protestar por la ordenanza que lleva a juicio el cobro de los impuestos municipales adeudados, en medio de una recesión económica importante.
En este caso, el tema era aprobar la ordenanza donde el intendente legalizaría el aumento de su propio sueldo, el de los concejales y demás funcionarios municipales, el cual, teniendo mayoría automática, con o sin la presencia de la oposición -como ya ocurrió en diferentes ocasiones, como cuando aprobaron la construcción de más edificios en el distrito-. En este caso, la familia municipal, el cual se ve avasallada por diferentes «errores administrativos seriales», como venimos advirtiendo desde nuestro medio, hizo que explotara en la sesión, donde enviaron nuevamente el expediente a comisión, y fue rechazado, en este caso por la mayoría.
Si bien los gremialistas de los diferentes sindicatos del municipio coinciden en que se trató de una victoria pasajera, ya que calculan que dicho proyecto volvería a presentarse en la sesión siguiente, ya sea ordinaria o extraordinaria, y cuentan el qüorum propio para probarla. Es un punto de inflexión donde creemos que las autoridades deberían sentarse con los trabajadores, y negociar por mejores condiciones de trabajo y no jugar al gato y al ratón como lo vienen haciendo hasta ahora, caso contrario si vemos que en el futuro próximo hay problemas gremiales sabremos que la lectura del municipio fue nula y estarán perjudicados los vecinos, como siempre.