Cada noche en Buenos Aires, acogedores clubes y grandes salas se llenan de bailarines de todo el mundo, abrazados unos a otros en el abrazo del tango argentino y deslizándose al ritmo de melodías quejumbrosas sobre la nostalgia, la pérdida y el amor. La atención sobre el tango se ha desplazado esta semana al escenario, donde varios cientos de bailarines compitieron por los títulos más importantes del mundo en el festival y concurso anual de tango en Buenos Aires frente a 10.000 espectadores el martes por la noche (27), hora local.
Con una participación récord de 750 parejas de 53 países, el concurso demostró el atractivo universal de un estilo de danza que se originó entre marineros e inmigrantes en los puertos de Argentina y Uruguay hacia 1900 y cuyas raíces también están en los ritmos africanos. “El tango conecta todo”, afirmó uno de los moderadores del evento. “En tiempos de división global, ¿qué podría ser mejor que abrazarnos unos a otros?” Argentina es considerada la meca mundial de la música y el baile del tango, tanto en clubes agradables como en espectáculos glamorosos.
Los participantes procedían de países como Brasil, Colombia, Italia, Japón, México, Rusia, Corea del Sur, Estados Unidos y Ucrania. Pero el máximo honor fue para Argentina. Ayelen Morando rompió a llorar y su compañero Sebastián Martínez cayó de rodillas mientras se anunciaban sus nombres como ganadores en la categoría Showtango. “Este es el resultado de años de esfuerzo, trabajo, sueños y no rendirse”, dijo más tarde Morando a los periodistas, todavía con el vestido de terciopelo negro y la gargantilla enjoyada con la que había aparecido. Fátima Caracoch y Brenno Marques se abrazaron fuertemente luego de ganar la competencia. “Es una mezcla de sentimientos, felicidad, éxtasis y la realización de un sueño increíble”, dijo alegremente Marques.
