El miércoles 2 de octubre de 2024, la manifestación en defensa de la universidad pública reunió a casi un millón de personas en toda Argentina. En Buenos Aires, la Plaza del Congreso fue tomada por decenas de miles de manifestantes movilizados contra el presidente Milei. Estudiantes, docentes, organizaciones políticas y sindicales se unieron para protestar contra una política antisocial y en defensa de la educación pública argentina. Pero, ¿qué desencadenó exactamente tal movimiento?
Educación pública: más que un derecho, una tradición argentina
Antes de explicar la situación política actual, es crucial entender que en Argentina la educación pública no es una institución como cualquier otra sino un verdadero patrimonio nacional. Así que los argentinos te dirán con gusto que es, junto con el fútbol, una de las mejores cosas de su país. La escolarización laica, obligatoria y gratuita fue establecida en 1884 y a pesar de algunas suspensiones durante las dictaduras del siglo XX, es un aspecto de la sociedad argentina que ha persistido en el tiempo. Porque además de ser gratuitas, las universidades argentinas (y en particular la Universidad de Buenos Aires o UBA) están clasificadas entre las mejores del continente latinoamericano, atrayendo a muchos estudiantes extranjeros. Además, es público y depende únicamente de financiación estatal. La excelencia en la educación es, por tanto, uno de los puntos fuertes del país, al igual que su accesibilidad (gracias a su carácter gratuito).
Una ley para salvar a las universidades públicas de la crisis
La universidad pública lleva varios años en crisis. Como ocurre con todas las instituciones públicas, existe una grave falta de medios para cubrir las necesidades en términos de equipamiento y personal. Los salarios y la financiación pública no siguen el ritmo de la inflación, que ha aumentado hasta más del 200% en 2023. Así, se diseñó una ley (conocida como ley de financiación universitaria) precisamente para remediar parcialmente estos problemas. En particular, se planeó un aumento de los salarios, ya que la mayoría de los empleados universitarios se encuentran por debajo del umbral de pobreza. La ley también preveía un sistema bimestral de actualización del presupuesto universitario según el poder adquisitivo, la inflación y el tipo de cambio. Después de un debate en el seno de las dos cámaras que forman el poder legislativo argentino, el Congreso finalmente aprobó la ley en septiembre de 2024. Sin embargo, la alegría de sindicatos, empleados y estudiantes duró poco ya que Milei anunció inmediatamente que pondría su veto, anulando inmediatamente la aprobación de la ley.
Marchando por la universidad y contra el veto en Argentina
Por tanto, tras estos acontecimientos, cientos de miles de personas salieron a las calles el miércoles 2 de octubre. El anuncio de que el veto del gobierno era inminente empujó a un sector diverso (jóvenes, jubilados, trabajadores) a salir a defender este pilar de la sociedad argentina que es la universidad. En Buenos Aires, donde son frecuentes los enfrentamientos con la policía, la manifestación fue pacífica. En la Plaza del Congreso florecieron las consignas. Sin educación para el pueblo no habrá paz para el gobierno, afirmó uno de ellos. Los argentinos se reunieron todos ese día para protestar contra la libertad de su gobierno de ir en contra de las decisiones del poder legislativo de aprobar esta ley. A pesar de estas manifestaciones masivas, el veto de Javier Milei fue pospuesto y aprobado por mayoría en la Cámara de Diputados el 9 de octubre de 2024. La ley de financiamiento universitario finalmente no se aplicará.
Es imposible predecir el resultado de los acontecimientos y movilizaciones a favor de las universidades públicas. Desde la aprobación del veto de Milei, algunas universidades (notablemente la UBA de Ciencias Sociales) han sido ocupadas por estudiantes y empleados a modo de protesta. Las organizaciones estudiantiles están tratando de establecer un plan de lucha y protesta que incluya el bloqueo de clases, pero aún está por ver si el gobierno será sensible a la ira de sus jóvenes. Nada es menos seguro.