Unas horas antes de la reapertura de Notre-Dame de París, el 8 de diciembre de 2024, François Calame, carpintero experimentado y fundador de la asociación Charpentiers sans Frontières, ayudó a revivir la estructura de la catedral más famosa del mundo. Apasionado de la madera y del saber hacer ancestral, forma parte de una tradición donde la excelencia artesanal y la defensa del medio ambiente priman sobre la globalización de la profesión.
Bajo sus manos expertas, la madera se transforma en una obra de arte. François Calame, carpintero apasionado y fundador de la asociación Charpentiers sans Frontières, encarna una filosofía de trabajo en la que las tradiciones ancestrales y el respeto por los seres vivos se combinan para afrontar grandes retos arquitectónicos. Entre ellos, la reconstrucción de la estructura de Notre-Dame de París, destruida durante el incendio de 2019, que se reabre el domingo 8 de diciembre de 2024.
Madera verde, una técnica ancestral para un monumento eterno
Al día siguiente del incendio que asoló la catedral, François Calame se ofreció a participar en la reconstrucción de la estructura. Aboga por una actitud audaz, la de utilizar madera verde, un material todavía lleno de humedad, a veces hasta el 50%. Una anomalía hoy en día, cuando en las obras se utiliza madera seca. “Trabajar con madera recién cortada permite honrar su naturaleza viva”explica. «Seleccionamos los árboles según criterios precisos y los talamos siguiendo el calendario lunar, cuando la savia está en su punto más bajo, garantizando una estabilidad y armonía duraderas».
Estos conocimientos, heredados de los constructores de antaño, son recibidos con escepticismo por algunos expertos. Pero François Calame y su grupo aprovechan la oportunidad para demostrar su valía y consiguen “reconstruir una parte del marco original de forma idéntica, con los materiales y técnicas originales, siendo creíble en términos del proyecto real” explica el carpintero. “La demostración a gran escala disipó las dudas. Hemos demostrado que las técnicas tradicionales, lejos de ser obsoletas, pueden competir con los estándares modernos”.afirma orgulloso el carpintero.
El renacimiento de Notre-Dame, un desafío colectivo
Para él, la reconstrucción de Notre-Dame va mucho más allá de una mera proeza técnica. «La obra simboliza el retorno a los valores esenciales, donde el hombre trabaja en armonía con la naturaleza». A pesar del reconocimiento de sus técnicas, el desafío no está exento de obstáculos. Inicialmente se prefieren las soluciones industriales, pero la tenacidad de François y sus equipos permite dar nueva vida a acciones a veces olvidadas. “Cada viga cuenta una historia, la del árbol que la vio nacer y la del artesano que le dio forma. Es esta memoria la que queríamos preservar”explica.
Carpinteros sin Fronteras, el arte de construir juntos
Este estado de ánimo está precisamente en el origen de su asociación. Fundada en 1992 tras un importante encuentro con artesanos de Rumanía, Charpentiers sans Frontières es mucho más que una asociación: es un movimiento, una red de apasionados de la madera procedentes de los cuatro rincones del mundo. Sin jerarquía ni membresía formal, funciona como una gran comunidad donde cada sitio se convierte en un lugar de intercambio y transmisión.
“Pensábamos que aportábamos nuestra experiencia, pero fueron ellos quienes nos enseñaron”recuerda François Calame, recordando los primeros pasos de la asociación en Rumanía, hace más de treinta años. Desde entonces, la asociación ha multiplicado proyectos en China, Estados Unidos, Italia y, por supuesto, Francia. «El aspecto humano de cada proyecto es fundamental. Formamos equipos de veinte a treinta personas, jóvenes y mayores, hombres y mujeres. Cada uno aporta sus habilidades, su ilusión y, sobre todo, su pasión por la madera» explica François Calame, quien calcula hoy en cerca de 300 el número de carpinteros que han trabajado con Charpentiers sans frontières.
Un oficio en pleno resurgimiento
Pero el trabajo de Charpentiers sans Frontières refleja un fenómeno más amplio: el retorno al favor de los oficios manuales. “Las generaciones jóvenes se están reconectando con auténticos conocimientos”observa François Calame. “Quieren darle sentido a su trabajo y participar en un movimiento respetuoso con el medio ambiente” según él.
Gracias a este entusiasmo, la asociación atrae cada año nuevos voluntarios y ve cómo se multiplican sus proyectos. Tanto es así que François Calame dice que no puede satisfacer la demanda, quien recibe casi “tres propuestas de proyecto” por semana. Pero entre los próximos retos, Charpentiers sans frontières se encarga de la restauración de una mansión en Normandía o de la renovación de una abadía en Ardèche. Proyectos que prometen combinar patrimonio, ecología y transmisión.
Legado y transmisión
Para François Calame, cada proyecto es una oportunidad para tender puentes entre épocas y culturas. “Nuestros proyectos no son sólo restauraciones, son momentos de intercambio donde se unen conocimientos, ideas y manos”. A medida que se acerca la reapertura de Notre-Dame, el marco reconstruido da testimonio del genio de sus constructores, antiguos y modernos. Lleva la marca de un hombre y un equipo que supo combinar pasado y futuro.
Al resucitar una de las joyas del patrimonio francés, François Calame ha demostrado que la artesanía tradicional, lejos de quedar relegada al pasado, es más vigente que nunca. Una lección de perseverancia, respeto y transmisión, como sus obras que desafían el tiempo.