Frédéric Théret: “Notre-Dame, símbolo de resiliencia y de movilización excepcional”

En el marco de la próxima reapertura de Notre-Dame, prevista para el 8 de diciembre, lepetitjournal.com habló con Frédéric Théret, director ejecutivo de la Fundación de Francia. Vuelve al papel central desempeñado por la institución en la recaudación de fondos para su reconstrucción. Desde las primeras campañas de movilización hasta la implicación de los donantes en todo el mundo, cuenta la historia detrás de escena de una “movilización excepcional”, particularmente en los Estados Unidos, y cree que “ver renacer a Notre-Dame, gracias a la generosidad de tantos para muchas personas, es un poderoso símbolo de resiliencia y esperanza”.

¿Cuál fue el papel de la Fundación de Francia en la reconstrucción de Notre-Dame?

Durante el incendio de Notre-Dame, los mecanismos de recaudación de fondos no estaban estructurados para responder a tal emergencia. Al día siguiente del incendio, el Ministerio de Cultura y el establecimiento público dedicado a la reconstrucción se pusieron en contacto con varias organizaciones para organizar la recaudación de fondos. La Fundación de Francia fue, por tanto, uno de los cuatro actores principales, junto con la Fundación Notre-Dame, la Fundación del Patrimonio y el Ministerio de Cultura.

La Fundación de Francia se centró en la recaudación de fondos de donantes internacionales, en particular movilizando sus sucursales en Europa y Estados Unidos para facilitar donaciones con deducciones fiscales. La Fundación de Francia ha recaudado más de 25 millones de euros de 11.000 donantes desde 2019. En total, la recaudación, incluidas importantes donaciones de empresas y particulares, alcanzó casi 800 millones de euros. Los fondos cubrieron todas las obras de seguridad y reconstrucción, constituyendo una histórica operación de movilización filantrópica.

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¿Cómo valora el impacto internacional del incendio de Notre-Dame y el entusiasmo que generó?

La recaudación de fondos para Notre Dame fue una iniciativa única. La Fundación de Francia, acostumbrada a campañas de emergencia por catástrofes humanitarias o climáticas, nunca había experimentado tal impulso para un proyecto patrimonial. Un colaborador incluso describió el incendio de Notre-Dame como “la movilización del siglo”.

Notre-Dame no es sólo un monumento parisino o francés, es un símbolo universal. Con sus mil años de historia, sus vínculos con la literatura a través de Víctor Hugo, sus adaptaciones cinematográficas y su condición de ícono espiritual y cultural, trasciende las fronteras nacionales. Las impactantes imágenes de la aguja en llamas conmovieron profundamente al mundo entero. La influencia de este monumento, comparable a sitios emblemáticos como el Coliseo de Roma o las pirámides de Giza, ha reunido generosidad global. La emoción colectiva, suscitada por la idea de que tal símbolo podría desaparecer, estuvo en el centro de esta movilización.

¿Cómo garantizaron la transparencia y la trazabilidad de los fondos?

Se firmó un acuerdo con el establecimiento público responsable de la reconstrucción. La Fundación de Francia formó parte de los comités directivo y de donantes para garantizar el uso óptimo de los fondos. Casi el 99% de las sumas recaudadas se destinaron directamente a la restauración. Los costes administrativos, estrictamente necesarios, fueron inferiores al 1,5%. Se informó periódicamente a los donantes sobre el progreso del trabajo y se publicaron informes detallados, lo que garantizó la confianza y la transparencia.

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¿Seguirá desempeñando un papel la Fundación de Francia una vez que se reabra la catedral?

Una vez la reapertura oficial de Notre-Dame, la Fundación de Francia ya no intervendrá en la conservación ni en la gestión de la catedral. Esta misión es responsabilidad del establecimiento público responsable. Nuestra participación en esta operación excepcional supone una contribución significativa, pero única. La Fundación de Francia vuelve a centrarse en sus acciones habituales, en particular en el ámbito de la ayuda a las poblaciones vulnerables, las emergencias humanitarias y otras emergencias que siguen surgiendo. Pero una experiencia así seguirá siendo un motivo de orgullo para los equipos movilizados, que a su manera nos permitieron preservar un patrimonio universal para las generaciones futuras. Los empleados de la Fundación sienten un inmenso orgullo de haber participado en este proyecto. Esto reforzó nuestro sentido de propósito y compromiso.

¿Qué lugar ocupa Estados Unidos en la recaudación de fondos, en comparación con otros países fuera de Francia?

En Francia y a nivel internacional, las contribuciones oscilaron entre diez euros y cientos de miles de euros, lo que demuestra una movilización colectiva sin precedentes. Más allá de las cantidades, llamó la atención el compromiso moral y emocional de los donantes. En Estados Unidos, la generosidad hacia Notre Dame ha sido significativa.

Estados Unidos se posiciona como el principal país donante internacional de la Fundación de Francia. El país tiene una fuerte tradición filantrópica que genera cerca de 500 mil millones de euros anuales para diversas causas, principalmente locales. Sin embargo, cuando un proyecto internacional llama la atención, los montos recaudados alcanzan niveles significativos.

Desde hace veinte años, la Fundación de Francia tiene una oficina en Nueva York, Friends of Fondation de France, que facilita la generosidad de los donantes estadounidenses hacia Francia. Esta oficina es reconocida como el contacto preferido para todas las causas francesas apoyadas por los estadounidenses. En cuanto a Notre-Dame, la Fundación de Francia recaudó 25 millones de euros, de los cuales 2,5 millones provinieron de Estados Unidos, lo que representa el 10% del total.

¿Cómo ha impactado el proyecto en tu carrera y en tu vida?

El incendio de Notre Dame dejó en mí una huella imborrable. Cuando se produjo el incendio, yo estaba con mi equipo en el museo Victor Hugo, en la Place des Vosges. La coincidencia del lugar, muy ligado a la historia de la catedral, reforzó la intensidad del momento.

Vimos la columna de humo que salía por las ventanas y era difícil creer que este edificio emblemático pudiera estar en llamas. Al día siguiente, nos movilizamos para organizar la recaudación de fondos, aunque aún quedaban cuestiones cruciales, como la estabilidad de la estructura. Este proyecto, apoyado por la generosidad internacional y la participación de numerosos artesanos, simboliza un verdadero renacimiento colectivo.

Un proyecto de este tipo permitió dar nueva vida a un monumento universal, que pertenece aún más a los parisinos, a los franceses y al mundo entero. Gracias a una movilización sin precedentes, Notre-Dame es ahora un símbolo renovado de solidaridad y humanidad.