El bidé argentino: un objeto de higiene multifacético

Si bien la mayoría de los franceses no posee uno, no sabe para qué sirve o sólo lo usa para lavarse los pies, el bidé es una parte esencial de la vida diaria de los argentinos. Pero entonces, ¿de dónde viene y para qué se utiliza realmente?

El baño íntimo o la rosa desnuda, cuadro de Louis-Léopold Boilly (1761-1845), año y lugar desconocidos.

Los orígenes del bidé

El bidé se inventó en Francia en el siglo XVIII. En sus inicios estaba hecho de madera y se apoyaba sobre patas. Es por ello que se le dio este nombre: “bidet”, término procedente del francés antiguo y que designa a un caballo pequeño. Nos sentamos allí mientras lo montábamos, tal como lo haríamos a caballo. Aunque lo utilizan ambos sexos, se le conoce como el “Confidente de las damas”.

En sus inicios se utilizaba para la higiene íntima pero también como método anticonceptivo, método que distaba mucho de ser eficaz. Fue por ello que el bidé estaba en el dormitorio, utilizándose antes y después del sexo. Más allá de sus connotaciones eróticas y sexuales, el bidé se convirtió rápidamente en un símbolo de distinción social. Originalmente elaborado por hábiles artesanos, se consideraba un artículo de lujo. Así, en el siglo XIX se asoció con la burguesía y llegó a la Argentina. Si bien las ventas en Francia disminuyeron a partir de mediados del siglo XX, el bidé se volvió imprescindible en Argentina. De hecho, con el segundo plan quinquenal del gobierno de Perón, el bidé es obligatorio en casi todos los hogares. El Código de Construcción incluso lo hace obligatorio: cada vivienda nueva que se construya debe incluir un bidé. Esta medida contribuye a su difusión entre todas las clases sociales. Si bien esta obligación fue retirada en 2018, el bidé sigue siendo un elemento imprescindible de los baños argentinos.

Para los curiosos, el libro Le confidant des dames. El bidé del siglo XVIII al XX: la historia de una intimidad de Fanny Beaupré y Roger-Henri Guerrand ofrece una visión fascinante de su historia.

El uso del bidé por parte de los argentinos

Percibido como parte esencial de la vida cotidiana argentina, el bidé se utiliza después de ir al baño, además del papel, para garantizar una higiene impecable. Un argentino resume esta diferencia cultural con humor: “Puede que tengamos inflación en Argentina, pero al menos tenemos el trasero limpio. «. Esta perspectiva pone de relieve una concepción diferente de la higiene, donde el bidé se erige como una herramienta práctica e imprescindible, bien arraigada en los hábitos locales.