Desde que el presidente Javier Milei asumió el cargo a fines del año pasado, la inflación en Argentina se ha desacelerado dramáticamente, cayendo del 25,5% en diciembre al 4,2% en mayo. En junio fue del 4,6%. La fuerte caída se atribuye a una serie de medidas de austeridad y reducción de costos que han disminuido la demanda de los consumidores, así como a medidas para reducir la impresión incontrolada de dinero por parte de gobiernos anteriores. El gobierno argentino ha destacado su éxito en frenar la inflación y fortalecer las finanzas públicas a través de los recortes de gasto de Milei. «Reducir la inflación significa proteger a quienes menos tienen», dijo el ministro de Economía a los periodistas a principios de esta semana. «(La inflación) es el peor impuesto para los pobres», dijo Caputo.
La inflación acumulada sigue estando entre las más altas del mundo mientras la recesión continúa golpeando duramente a los consumidores y la pobreza se acerca al 60%. Se está exprimiendo a la gente y se están perdiendo muchos puestos de trabajo en sectores como el de la construcción. Caputo dijo el jueves (11) que veía las condiciones para una aceleración de la recuperación económica y, en este sentido, predijo una tasa de inflación próxima al 1% mensual. “Espero que la inflación esté por debajo del 5% en junio, esa es la expectativa (…) todo está listo para que pronto veamos una inflación del 1%”. El ministro aseguró que no existen razones macroeconómicas para la inflación y destacó que la economía del país no está “sobrecalentada”.