Argentina, las fuerzas armadas para proteger objetivos estratégicos: también de amenazas internas

el presidente argentino Javier Milei desplegarlos fuerzas armadas para el protección de objetivos estratégicos contra amenazas de terrorismo internacional, delincuencia organizada Y agitación interna. La medida, cuyo decreto fue publicado en el boletín oficial, representa una ampliación del papel de las fuerzas armadas en seguridad nacional.

Argentina, Milei despliega las fuerzas armadas para proteger objetivos estratégicos

El decreto, firmado también por los ministerios de Defensa y Seguridad, otorga al presidente y al jefe de gabinete el poder de definir qué estructuras y activos serán considerados estratégicos y requerirán protección militar. Los objetivos incluyen: plantas nucleares, plantas de energía, represas, Radar e instalaciones relacionadas con la seguridad nacional. En el pasado, la legislación ya permitía el uso del ejército para la protección de infraestructuras, pero esta nueva norma amplía el concepto de “objetivo estratégico” para incluir no sólo los riesgos externos sino también los internos.

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El texto del decreto establece que el amenazas pueden provenir de fuerzas estatales, organizaciones criminales, actores paraestatales o entidades transfronterizas. “Las amenazas y los ataques pueden ocurrir durante períodos de paz, guerra o conflicto armado y en situaciones de malestar interno», reza la nueva norma. Este es un cambio significativo con respecto a la legislación anterior, que solo consideraba las amenazas de países extranjeros.

El decreto subraya la importancia de proteger las infraestructuras críticas para evitar riesgos que puedan «comprometer la soberanía del estado“. Aunque esta medida se ha presentado como una respuesta a las nuevas dinámicas de seguridad global, plantea interrogantes sobre cómo se aplicará y cuáles serán los impactos en términos de militarización interna.

La medida llega en un momento delicado para laArgentinacon un enfoque cada vez mayor en los desafíos del crimen organizado y el terrorismo global. Sin embargo, la inclusión de amenazas internas y situaciones de malestar podría marcar un cambio importante en la gestión de la seguridad nacional, generando debates sobre la definición y gestión de “objetivos estratégicos” por parte del Ejecutivo. Esta directiva fortalece el control presidencial sobre el ejército, extendiendo su papel más allá del alcance tradicional de la defensa externa y plantea nuevas preguntas sobre las implicaciones políticas y sociales de tal decisión.